Hay un momento (o varios) en la vida en el que parece que algo empieza a doler más de lo habitual. Como si nos diéramos cuenta de que llevamos algunas piedras en el zapato.
A veces no es que duela nada en concreto, sencillamente sentimos la necesidad de comprendernos un poquito más y mejor. Ahondar en nuestro interior y crecer personalmente.
Vamos tan rápido que viene bien de vez en cuando parar, mirar, sentir y ordenar un poquito nuestras vidas. Al final es algo muy sencillo lo que queremos. Sentirnos a gusto con nosotros mismos, con nuestras relaciones, con nuestra vida.
Además, muchos hombres que tenemos relaciones sexo-afectivas con otros hombres podemos llevar en nuestros zapatos algunas piedras que son diferentes y que tienen que ver precisamente con nuestra condición.
Sea como fuere, es normal y sano que en algún momento todos necesitemos un acompañamiento para empezar a mirar aspectos de nosotros mismos que queremos entender y mejorar.
Por suerte, atrás quedaron esos tabúes sobre que ir a terapia es estar enfermo, loco o algo así. Pues al contrario, más bien ir a terapia es un signo de salud y de compromiso con uno mismo.